La grandiosa iglesia románica de Santo Estevo de Ribas de Miño un privilegiado mirador de los bancales sobre el río Miño y embalse de Belesar
Una visita a la monumental iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño el pasado domingo, día 18 de octubre con la Asociación del Camino de Invierno que presidimos nos ha vuelto a maravillar, como cada vez que acudimos a este lugar donde se levanta este templo datado, al menos, del siglo XII.
Sorprende la grandiosa fachada principal con un rosetón de los más grandes de Galicia, decorado con figuras geométricas a base de círculos y pentágonos alargados. Nuestra visita sucedía en una tarde soleada, cuando el sol ya cae con el atardecer, de modo que sus rayos se proyectaban sobre los cristales de colores que conforman las distintas figuras geométricas. Si la visión exterior es bella, no hay palabras para describir la contemplación que nos produjo desde el interior. Sin duda, este hecho, que parece mágico, se podría muy bien utilizar para atraer a más visitantes. Son estas pequeñas cosas la que ayudan a acercar el arte y la cultura, como se dice ahora, a enganchar al que no suele ser muy amante de ella.
No voy a explicar sobre las impactantes arquivoltas que decoran la puerta principal y dejan a uno sin palabras, llevando a pensar cómo es posible tanto esplendor decorativo en medio del monte, para quien, a quien querían sorprender en un lugar que no era ni lugar de paso. Si bien actualmente, debido al corredor de Monforte-Lalín y el puente sobre el río Miño, nos permiten, desde el mismo, admirar el monumento.
Sorprende la riqueza decorativa del ábside y el campanario exento que podemos admirar desde un senderillo con rica arboleda que rodea la parte posterior de la iglesia.
Y sorprende, muchísimo más, la construcción del estrecho atrio, a modo de bancal, la fórmula común que han adoptado estas tierras para salvar el gran desnivel del terrero. Bajo el mismo, una pequeña cripta, cuya función es servir de pilar, sirve para sustentar esta monumental obra realizada con enormes y anchos muros de piedra de granito.
Pero, tan estrecho atrio impide que podamos alejarnos lo suficiente del frente de la iglesia para poder contemplarla. Acaso, actualmente, no se podría dar solución a este problema? No sería posible alargar ese atrio, a modo de mirador, no sólo de la propia iglesia, sino como balcón para poder admirar los bancales de esta ribera del Miño, y el propio río con el impresionante embalse de Belesar? Cómo próximamente se van iniciar unas obras de restauración del templo, igual sería el momento de sopesar este planteamiento.